La sección femenina era un organismo dentro de la Falange, al que pertenecían voluntariamente todas las mujeres que querían ser falangistas. Fue fundada en 1934 por Pilar Primo de Rivera, y se disolvió en 1977. Sus funciones principales eran: al principio atendían y ayudaban a los perseguidos y presos de la Falange además de asistir a los soldados heridos; años más tarde, trataban de educar a las mujeres con una mentalidad ligada al ámbito doméstico, tanto a las afiliadas como a las nuevas generaciones, creando para ello Instituciones para la formación de la mujer para el hogar. También las formaban, tanto a ellas como a los hombres, de manera profundamente católica, siendo Dios su mayor guía. Su atuendo era un uniforme azul con una boina roja.
--No hay nada más bello que servir: La verdadera misión de la mujer es dar hijos a la Patria. Y ésta es, por lo tanto su suprema aspiración. Y dentro del nacionalsindicalismo, sigue siendo más que nunca su misión ser la continuadora de la raza (…). Y ahora, en el diario quehacer, se nos brinda la oportunidad para ganar el mejor nombre: “mujer”; y más cálida se afirma en nosotras esta seguridad de servir calladamente, en el taller, en la casa, en la oficina (…).Estos son resúmenes de fragmentos sacados de textos y fotos del libro sobre el tipo de mentalidad que se les obligaba a las mujeres falangistas, que comentaré después de cada uno.
En este fragmento (del que he omitido mucho por su gran extensión) se deduce que lo que a la mujer se pedía era básicamente tener hijos, educarlos en amar a Dios y a la Patria, y servir al hombre, ya que es su obligación de complemento en la sociedad. La honra de la mujer se basaba en su trabajo diario, en permanecer alegre, y aceptar las órdenes de los hombres, sus superiores.
--La verdadera misión de la mujer es crear hombres valerosos.
Según esta frase, la mujer no sirve para nada útil realmente, si no para engendrar seres útiles. Es su mayor ambición y su mayor logro.
--Textos ligados a la vida doméstica:
Fragmento 1. (…)¿Por qué se las prepara especialmente para el hogar? Porque el fin natural de la mujer es el matrimonio, al cual debe llegar con un conocimiento suficiente que le haga cumplir mejor con sus fines.
Fragmento 2. Creyendo que nuestro papel está en la oficina, olvidamos aquel otro, perfectamente femenino, el de amas de casa.
Fragmento 3. (Éste está en el libro)El destino de la mujer es ser esposa y compañera del hombre, formar con él una familia y educar y cuidar bien a sus hijos. El lugar donde la mujer desarrolla sus actividades es la casa, porque allí vive la familia. Pero su misión no es solo material: sus deberes no son solo cuidar de los hijos y del matrimonio corporalmente, sino que de éste debe ser la compañera, y de aquéllos la primera educadora; por ello debe prepararse moral y materialmente para ser capaz de lo que de ella se espera.
Fragmento 4. La mujer tiene obligación de saber todo lo que podríamos llamar parte femenina de la vida; la ciencia doméstica es quizá su “bachillerato”. (…)Lo mismo sucede con las mujeres: su base fundamental es la casa (…)
Fragmento 5. A función social de la mujer es, precisamente, la de servir en su hogar en aquellas funciones que el hombre no puede desempeñar, porque está en otros menesteres. Así, la mujer es la colaboradora del hombre, al que, por tanto, presta servicio (…)
Fragmento 6. El trabajo doméstico es el trabajo más conforme a la naturaleza y al destino de la mujer. EL hombre y la mujer deben realizar su destino, pero deben realizarlo conforme a su naturaleza, que es diferente (…)
En estos textos se pone de manifiesto la relación de la mujer con el hogar. Se puede ver como la mentalidad con la que están escritos ve a la mujer como un ser complementario, que le sirve al hombre como criada, únicamente importante en el ámbito doméstico. También se aprecia en uno de los textos la contrariedad que supone para la sección femenina es que una mujer trabaja en una oficina, en un trabajo “de hombres”. Según los fragmentos, una mujer aspira principalmente a ser buena ama de casa, y ocuparse de las tareas domésticas con destreza y rapidez.
Una mujer, en esta época, aún no tiene los mismos derechos laborales de los hombres, pero habiendo leído esto está claro que las mujeres de ahora casi deberían dar gracias por haber nacido en esta época. En la actualidad, aunque la mujer sigue siendo la que se ocupa del ámbito doméstico, está incorporada al mundo laboral; también nos diferenciamos ahora a que el Catolicismo apenas tiene peso político y poco a nivel social, lo que cambia bastante la mentalidad. Lo más impactante de todo, es que no eran los hombres los que decían esto, si no que eran las propias mujeres las que lo aceptaban y lo creían, y se unían a organizaciones como éstas que lo promovían. Las generaciones de mujeres educadas con esta mentalidad, creo que son generaciones carentes de inteligencia, pues una niña inteligente nunca fomentaría su cualidad, pues para cocinar y barrer no hace falta ser inteligente.
Estos son textos reales sacados del libro: La Sección Femenina, de Luis Otero; “De cuando a la mujer española se le pedía ser hogareña, patriota, obediente, disciplinada, abnegada, diligente, religiosa, decidida, alegre, sufrida y leal.”
Magnífica entrada, Laura. Enhorabuena.
ResponderEliminarCuando uno como vuestro profesor relee estos textos no deja de asombrarse con la miseria normalizada de aquellos años. Así que para vosotros será poco menos que "alucinar" en otro planeta, en otro distante siglo. Ya veremos cómo la barbarie está siempre acechándonos.
Me parece una entrada muy trabajada en el aspecto de lo que ha ampliado. Creo que este tema viene de siempre, es decir que el problema de los derechos de las mujeres, el trabajo y el lugar de ellas viene dado desde tiempos inmemoriables por razones machistas. Por suerte, las cosas están cambiando, y ahora las mujeres no son discriminadas por ser mujeres.
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