Jóvenes estudiantes aprovechan la luz de las farolas del aeropuerto
de Gbsessi, en Guinea-Conakry, donde sólo el 5%
de la población tiene electricidad en casa.
El País, 25 octubre 2007. Foto:AP
de Gbsessi, en Guinea-Conakry, donde sólo el 5%
de la población tiene electricidad en casa.
El País, 25 octubre 2007. Foto:AP
Les prometí esta foto a mis alumnos de 2ºESO-A esta mañana, en la última hora de una corta semana con un magnífico puente por delante. Nos preparábamos para trabajar en la próxima semana conceptos como "crecimiento sostenible", "crisis energética" o "globalización económica", y quería hacerles ver los inmensos privilegios que disfrutamos los escasos afortunados del Norte rico.
Muchos de esas maravillas que disfrutamos no sabemos apreciarlas. Yo les ponía algunos ejemplos, como la extraordinaria posibilidad de tener agua potable en nuestras casas, el podemos duchar todos los días con ese agua caliente, tener calefacción, o, simplemente, disfrutar de luz eléctrica. En las casas, por supuesto, pero también en un centro educativo como el nuestro.
Y les comenté la foto de los jóvenes estudiantes de Guinea-Conakry. No eran capaces de imaginarse una vida organizada sin estos privilegiados bienes, de los que carece una parte importante de la población mundial.
La reflexión a la que les llevé al final fue que todos nos sentiremos más dignos, más responsables, si somos capaces de valorar esos privilegios de los que disfrutamos sin más mérito que el de la suerte.
Desperdiciar las posibilidades de emancipación, de crecimiento personal, que nos brinda la escuela es un insulto a esos chicos que tienen que ir a leer debajo de las farolas.
Buen fin de semana a todos.
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