AYER Y HOY. EL ABISMO DE LAS DISTANCIAS

Hace unos días apareción en El País la primera de las dos imágenes que tienes abajo. Es la imagen de un presente algo futurista, con pizarras digitales que sólo utilizan unos pocos alumnos.



La composición de la imagen me hizo recordar otras fotografías como la que tienes a continuación. También vosotros encontraréis otras similares a ésta en vuestras pesquisas familiares para el trabajo de Historia oral.



En esta segunda fotografía está representado otro "presente futurista". En la España de 1962 no se habían dejado aún para atrás las auténticas pizarras, aquellas en las que los niños de entonces escribíamos con los pizarrines, de pizarra o de manteca, y borrábamos con un trapito después de escupir en ellas. Lo futurista entonces era el bolígrafo o la pluma estilográfica y todos los lujos que rodean al niño de la foto, desde el globo terráqueo a la amplia mesa de estudio.

Os pongo las dos fotos para que aprendáis a cuestionar la falsa objetividad de las imágenes como documentos del pasado. Tenemos que mirar las imágenes con ojos detectivescos para ver en ellas todas las trampas de la representación. Se hacían entonces pocas fotos y en ellas el fotógrafo y los clientes buscaban con más cuidado la representación de una realidad que era más soñada y deseada que real. Hoy también ocurre lo mismo, pero sólo en algunas fotos especiales, como las de la Primera Comunión, las bodas y otros acontecimientos especiales.