Tras escuchar en las
noticias que pueblos completos estaban en venta, reflexioné y decidí
escribir sobre el avanzado estado del abandono de los pueblos.
Ni los núcleos rurales ni
las personas que habitan en ellos han tenido nunca propaganda
favorable. El modelo que se tenía (y tiene, aunque en menor medida) de una persona de pueblo
es de un analfabeto, un necio e incluso de alguien que carece de
higiene. Se sigue diciendo que en los pueblos no hay oportunidades.
Por el contrario, las
ciudades siempre se han considerado mejores: ofrecen más
oportunidades, están más avanzadas y la gente que reside allí es
más culta.
Hay una evidente diferencia
social entre la gente de la ciudad, y la del pueblo. Esto hoy día
sería discutible y habría que estudiarlo a fondo.
Las ciudades intentan
agrupar y acaparar todas las empresas en sus polígonos industriales,
dejando a los pueblos abatidos y sin negocios, y así agrupar la
rentabilidad y población en su ayuntamiento, sin importar la
degradación del mundo rural.
La falta de ideas para
generar empresas y riqueza fuera del ámbito urbano, tiene
consecuencias (económicas, ambientales, etc), como por ejemplo:
todos los veranos arden miles de hectáreas de monte abandonado, en
lugar de buscar salidas a esta materia prima (leña, pelets, caza,
setas, etc. ) que acaba siendo pasto de las llamas.
En las zonas rurales, el
sector primario es el más extendido. La agricultura no garantiza un
sueldo fijo, ya que depende de los arbitrarios factores ambientales.
Al mismo tiempo, tanto ganadería como agricultura requieren tiempo y
dedicación. Por ello, los jóvenes dejan de trabajar las
explotaciones y buscan un trabajo más estable.
A pesar de la crisis y del
alto número de desempleados, la gente se resiste a volver a los
pueblos, y prefiere vivir de un subsidio (cada vez de menor
cantidad), en lugar de aprovechar las ofertas del sector primario. En
los pueblos las oportunidades son múltiples: muchos ayuntamientos
facilitan huertos familiares, permiten pleno uso de los terrenos
comunales o pastos, dan leña a los vecinos para la calefacción, y
en muchas ocasiones aportan ayudas económicas a los emprendedores.
Por lo tanto sí hay trabajo en los pueblos, otra cuestión es que la
gente no quiera trabajar allí.
Recientemente se ha
hablado del creciente turismo rural, pero éste se limita a pueblos
montañosos o costeros, y en otros lugares es prácticamente
inapreciable. Pero lo que si es reconocible es la duplicación de la
población en verano. Los pueblos ofrecen más libertad para los
pequeños de la familia, al ser menos peligrosos que las ciudades (el
tráfico, por ejemplo, es menor).
En general, en los últimos
años los servicios de los pueblos han mejorado, especialmente las
comunicaciones, pero debido a la actual crisis ya no se invierte en
su mantenimiento: mucha gente no lo considera necesario, pero, aunque
no sea rentable, se deben sustentar los servicios ya que aquellos que
viven en los pueblos tienen los mismos derechos que aquellos que
viven en las ciudades.
Desde otro punto de vista,
los pueblos son más saludables que las ciudades, ya que los niveles
de contaminación son considerablemente más bajos.
Como casi todo, los
pueblos también tienen desventajas, pero no por ello hay que
menospreciarlos.
Referencias:
- http://www.almediam.org/articulos/articulos_060.htm
- http://www.infoautonomos.com/blog/hay-margen-para-emprender-en-el-medio-rural/
- http://www.ehowenespanol.com/ventajas-vivir-ciudad-mejor-vida-pueblo-info_117821/
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